Confío en mi incomprensión, que me ha dado vida instintiva e intuitiva, mientras que la llamada comprensión es tan limitada. (...) El horrible deber de ir hasta el fin y sin contar con nadie. Vivir la propia realidad. Descubrir la verdad. Y, para sufrir menos, embotarme un poco. Pues no puedo ya cargar con los dolores del mundo. ¿Qué hacer si siento completamente lo que las otras personas son y sienten? Yo vivo la suya pero ya no tengo fuerzas. Voy a vivir un poco la mía. Voy a impermeabilizarme un poco más. - Hay cosas que jamás diré: ni en libros ni mucho menos en un diario. Y no diré a nadie en el mundo. Un hombre me dijo que en el Talmud hablan de cosas que uno puede contar a muchos, hay otras que a pocos, y otras que a nadie. Agrego: no quiero contarme ni a mí misma ciertas cosas. Siento que sé sobre algunas verdades. (...) Algo está siempre por suceder. Lo imprevisto me fascina. Con dos personas entre en una comunicación tan fuerte que dejé de existir, siendo. ¿Cómo explicarlo? Nos mirábamos a los ojos y no decíamos nada, y yo era la otra persona y la otra persona era yo. Es tan difícil hablar, y tan difícil decir cosas que no pueden decirse, es tan silencioso. (...) estábamos mirándonos fijamente, y así nos quedamos por unos instantes. Éramos un solo ser. Esos momentos son mi secreto. Hubo lo que se dice una comunión perfecta. Yo llamo a eso: estado agudo de felicidad. Estoy terriblemente lúcida y parece que estoy alcanzando un plano más alto de humanidad. Fueron los momentos más altos que tuve. Sólo que después... Después me di cuenta de que para esas personas esos momentos de nada valían, ellas estaban ocupadas con otras. Yo había estado sola, toda sola. Es un dolor sin palabra, de tan profundo. (...) Música no oigo hace tiempo pues estoy buscando desensibilizarme. (...) Pero cuando estoy con una persona verdadera, soy verdadera también. (...) la puntuación es la respiración de la frase.
Extraído del libro "Revelación de un mundo".