miércoles, 2 de diciembre de 2015

La noche cíclica - Jorge Luis Borges

Lo supieron los arduos alumnos de Pitágoras:
Los astros y los hombres vuelven cíclicamente;
Los átomos fatales repetirán la urgente 
afrodita de oro, los tebanos, las ágoras.

En edades futuras oprimirá el centauro 
con el casco solípedo el pecho del lapita;
Cuando Roma sea polvo, gemirá en la infinita
noche de su palacio fétido el minotauro.

Volverá toda noche de insomnio: minuciosa.
La mano que esto escribe renacerá del mismo vientre.
Férreos ejércitos construirán el abismo.
(David Hume de Edimburgo dijo la misma cosa.)

No sé si volveremos en un ciclo segundo 
como vuelven las cifras de una fracción periódica;
Pero sé que una oscura rotación pitagórica
noche a noche me deja en un lugar del mundo
que es de los arrabales. 

Una esquina remota que puede ser 
del norte, del sur o del oeste, 
pero que tiene siempre una tapia celeste, 
una higuera sombría y una vereda rota.

Ahí está Buenos Aires. El tiempo que a los hombres
trae el amor o el oro, a mí apenas me deja
esta rosa apagada, esta vana madeja
de calles que repiten los pretéritos nombres
de mi sangre: Laprida, Cabrera, Soler, Suárez... 

Nombres en que retumban (ya secretas) las dianas, 
las repúblicas, los caballos y las mañanas, 
las felices victorias, las muertes militares.

Las plazas agravadas por la noche sin dueño 
son los patios profundos de un árido palacio 
y las calles unánimes que engendran el espacio 
son corredores de vago miedo y de sueño.

Vuelve la noche cóncava que descifró Anaxágoras; 
Vuelve a mi carne humana la eternidad constante
y el recuerdo ¿el proyecto? de un poema incesante:
«Lo supieron los arduos alumnos de Pitágoras...»

jueves, 4 de junio de 2015

La salvación - Dario Sztajnszrajber

Tal vez al final de cuentas, todos buscamos la misma cosa: la salvación. Salvarnos del sinsentido de saber que la salvación no existe. ¿Pero pueden las instituciones salvarnos? ¿Puede el hombre salvar lo humano, o todo lo que toca lo destruye?
Tal vez toda salvación no sea más que un paseo sin rumbo. Como esa idea epicúrea del placer por caminar. No camino hacia ningún lado, no hay destino: el caminar es el fin. Recuperar el placer por lo gratuito, por el detalle, por lo que no reditúa…
Sí, caminar. La vida es un viaje abierto, una pregunta sin fin, un recorrer el abismo y hasta una caída. Por eso a veces necesitamos parar un poco y por eso inventamos ciudades y después casas y después puertas y después candados y después invertimos el mundo…
Nos quedamos sentados cuidando nuestras propiedades. Confundimos propiedad con lo propio y nos aferramos a las cosas como si fueran lo que somos. Y matamos por ellas. Nada nos pertenece. Ni siquiera los hijos. Los hijos no son propiedades, sino energía que fluye, que “nos” fluye y nos renueva en nuestra búsqueda. Soltar, despojarnos, expropiarnos. Abrirnos a lo que siempre continúa y nos excede…
Somos redes, rizomas. Convergemos en los caminos. Nos une nuestras diferencias. O como decía Epicuro de la amistad: nada nos une más que el compartir de casualidad y por un rato, un mismo recorrido…Perdernos en la apertura. O abrirnos a la perdición. Salir del tacho que es la casa que es la costumbre que es la necesidad. Todo es demasiado maravilloso para que nos encerremos en nosotros mismos.

Prefacio a la obra de Francoise Doltó "la Imagen Inconsciente del Cuerpo"

"...usted, lector, está allí, con este libro en sus manos, dispuesto a leerme, seguro que el suelo permanece firme, olvidado del espacio que lo contiene y del tiempo que lo atraviesa. Por supuesto, la mayor parte de nosotros goza de ese estado de sana despreocupación, pero hay seres, que heridos en su "Imagen de Base", están constantemente alertas, dispuestos a defenderse de un hipotético peligro inminente. Sufrir semejante aprensión, puramente imaginaria, les demanda un esfuerzo extenuante...

Vemos, pues, hasta qué punto la Imagen de Base es vital y esencial. Le procura a cada uno el triple sentimiento de permanecer estable, más allá de los incesantes desplazamientos en el espacio, de continuar siendo el mismo, más allá de los cambios en el tiempo y, por último, el sentimiento de seguir siendo consistente ante la alteridad de los seres y de las cosas da fundamento, en lo más profundo de cada uno de nosotros, a la certeza absoluta de continuar siendo siempre la misma persona a la vez que evolucionamos constantemente. NO soy el mismo que hace cinco minutos y, sin embargo soy el mismo desde hace cincuenta años. Precisamente esta antinomia entre lo diferente y lo idéntico es la que funda el "sí mismo". Ser uno mismo es, pues, ser ese que permanece estable, idéntico a sí mismo y consistente a pesar de los inevitables cambios que jalonan una existencia. Con todo si queremos aproximarnos lo más posible a la incognoscible esencia de ese "si mismo" descubriremos que el sentimiento de uno mismo, en el fondo, no es más que un nombre que designa un deseo, el deseo, de vivir, el amor innegable por la vida. Sí, sentirse uno mismo supone ante todo la inquebrantable voluntad de ser, de no dejar de ser, de ser al máximo nosotros mismos y hasta más allá de nosotros mismos. Francoise Doltó llama precisamente a ese deseo de vivir, de durar, y de superarse "narcisismo primordial".

Fragmento de Charles Bukowski - Hollywood

"Caí en un patético estado de desconexión. A menudo, con los humanos, ya sean buenos o malos, mis sentidos se cansan, simplemente desconectan, me doy por vencido. Soy educado. Asiento con la cabeza. Hago como si comprendiera porque no quiero que nadie se sienta herido. Este es mi punto débil, el que más problemas me ha causado. Muchas veces, cuando intento ser amable con los demás, lo que consigo es que mi alma se deshaga en una especie de pasta espiritual. No importa. Mi cerebro desconecta. Escucho. Respondo. Y los otros son demasiado estúpidos como para darse cuenta de que no estoy ahí."

Emil Cioran (Fragmentos)

"Afronta el instante con valor, se implacable con tu fatiga, no son los hombres quienes te revelaran los arcanos que yacen en tu ignorancia. Es el mundo el que se esconde en ella. Basta con que escuches en silencio y lo oirás todo. No existen ni verdad ni error, ni objeto ni figuración. Presta oídos al mundo que yace en algún rincón de ti mismo y que no precisa mostrarse para ser. Todo existe en ti, incluso espacio de sobra para los continentes del espíritu... El ser es un jamás absoluto."

“Nada, no me ha ayudado nada. Y si no hubiese tenido a mi alcance el largo del Concierto para dos violines de Bach ¿Cuántas veces no habría terminado? A él le debo el ser todavía. En la dolorosa e inmensa gravedad que me balanceaba fuera del mundo, del cielo, de los sentidos, de los pensamientos, todos los consuelos bajaban hacia mí y, como por encanto, volvía a ser, ebrio de agradecimiento. ¿A qué? A todo y a nada. Porque en ese largo hay una ternura por la nada, allí el estremecimiento alcanza su perfección dentro de la perfección de la nada.”

“Por lo general, todos creemos que estamos llenos de vida y alardeamos de nuestros esfuerzos y de su fruto. En realidad, llevamos a la espalda un saco vacío que llenamos de vez en cuando con migajas de realidad. El hombre es un mendigo de la existencia. Un ridículo ganapán en la irrealidad, un chapucero de la naturaleza.”

lunes, 18 de mayo de 2015

Fragmentos de Poemas de Paco Urondo

Dos líneas de fiebre, mareas y pronósticos
Oigo tu paso que se acerca o se
despide; revolcar la sangre, el odio; conocer,
reconocernos. Saber para qué sirven
los fracasos, las victorias del amor. Dejar
que a tu rincón se siente quien no debe sentarse.
(…)

Fin Y Principios
Estoy en los ruidos de la tristeza,
en las tablas de la perdición,
en el aire de este tiempo maldito, infortunado;
llovizna criminal y sucia.
En aventuras, en la queja
del muerto y el terror de los vivos y el soplo
de los convalecientes.
Estoy en el clamor encontrado, fuera
de la felicidad y el fascismo y el olvido sin escuchar
la clausura y la ausencia,
sin tolerar la conmiseración, o desconocer
la alegría o la bondad o el dolor del caído.
Sin sentir resignaciones, sufriendo con rabia
la esperanza, viviendo a mi manera.

Escola do samba
Me aburro dando vueltas;
más que bailar prefiero quedarme sentado
escuchando la música.
Es difícil perder el tiempo
o ganarlo. Es difícil ser torpe. Tener ocasiones en la vida.
Hay que actuar con naturalidad, ser espontáneo, estar muy loco o muy decidido.
(…)
No sabemos escuchar;
nos gusta ir haciendo cualquier cosa para destruirnos,
olvidar un tango cantado de esa manera tan perfecta.
(…)
seducidos durante todo el mundo,
dando vueltas como animales perdidos.

Del otro lado
(…)
No se la puede escuchar serenamente, tiemblan
las manos, el corazón se encoge de dolor;
da un poco de miedo mirar a la gente, detenerse.
Ocurre lo de siempre.
(…)
Desde aquella vez no sabemos qué hacer con las historias
de los muertos que no aceptan su desdichada condición,
no sabemos qué hacer con el miedo; no sabemos
encontrar nuestras manos, nuestra
tristeza. El mundo inconsistente.
(…)
Se derramará sobre tu memoria,
como el alcohol que se vuelca entre los nervios y la madrugada;
la historia sobrevolará tu linda cabecita,
será un cuervo que sacudirá tus entrañas corrompidas,
que despeinará cariñosamente tu pelo.

Los Gatos
(…)
y me voy contento a
revolver papeles, a aferrarme al teléfono:
desde el mar se divisa la costa
y mi teléfono, tabla de un naufragio, me acercará a la orilla;
el mundo existe y se mueve,
y el viejo mundo insiste y los amigos responden a mi llamado.
(…)
Paso mi vida en esta parte del mundo y a veces me quejo de
mi suerte;
todos me reprochan esta debilidad, pero nadie puede curarla;
entonces me dejo llevar, atrapar por las fieras
que esconden y afilan sus uñas. Alguien toca la guitarra;
un hechicero hace brincar las salamandras del siglo. Hay
luz en la vida nocturna;
Jim Hall destroza la noche pesimista de El Bajo,
disimula la tristeza pesada de estar entre nativos; la ver-
güenza de ser del sur
los parientes pobres; la sorpresa imposible
de reconocer al mundo en otros lugares, en otros sueños,
en otro alcohol de la gente. Los nativos olvidan las injurias
y admiran la ternura del jazz y perdonan y aman, todavía.
Esta parte del mundo me rodea y siento
que me han salvado mis errores
(…)
somos los vencedores, los campeones de la noche;
vemos en la oscuridad,
tenemos un ojo de gato y otro de pereza y de miedo; tro-
pezamos
para encontrarnos, para pedir perdón, para tocar:
nos repugna la soledad,
queremos lugares donde dure el humo y el calor de la gente.
(…)
…la memoria nunca abandona; los errores me salvan.
(…)
Conozco la ternura
de los borrachos que andan de la mano, como escolares,
para no perderse.
Se orinan encima, embotados en su destino. Conozco esto
y mucho más:
conozco la ternura y la destrucción del alcohol; los ojos en
la oscuridad;
los pasos y los obstáculos;
los ojos en la sombra; la dignidad perdida, el misterio que
fue, la aventura disuelta,
la sombra descubierta, ardiendo en el alcohol ganado para
siempre.
(…)
Qué otra salida les queda,
pequeños baguales de la noche: caminar
y mezclarse con los límites de sus fuerzas; andar
sin saber exactamente dónde terminarán;
sin sosiego; sin imaginarse siquiera donde empieza su camino;
sin esperanzas o sabiendo demasiado. Caminan para siempre,
para no tocar otros bordes que correspondan a otros límites,
a otro miedo que no sea la propia incertidumbre. Vagos y
rebeldes
de la noche; caminarán asustados, pero nadie podrá salvarse
o seguir más allá del derrumbe de otras noches, de otras
sombras;
de las sombras triviales del miedo.
(…)
Mis errores me salvan;
iluminan la noche despavorida, eléctrica, cargada de
indecisiones absolutas y postergadas,
de risas que disimulan, de lugares donde nadie se anima.
(…)
Es fácil decir que esos errores
bien pudieron ser evitados, o decir que eran inevitables;
que no hubo errores: no hay sabidurías quietas, hombres
detenidos en el mundo, temores
imprecisos, maldiciones vagamente sueltas.
(…)
 “Delicias de esta vida”, dicen los vagabundos
del juego
y sacan las uñas y agregan: “Nada hay más hermoso que
perder,
nada hay más hermoso que vivir, aunque sea perdiendo”.
Tropezando,
recuperando un grito que hunde la luz
y raspa el sol de la madrugada. Vencidos por el sueño,
no hay por qué seguir adelante o caer, sino iniciar
la gruesa jugada del fracaso o de la alegría.
(…)

Poemas de Mario Benedetti

Hablo de tu soledad, de Mario Benedetti.
Hablo de tu infinita soledad
dijo el fulano
quisiera entrar al saco de tu memoria
apoderarme de ella
desmantelarla desmentirla
despojarla de su último reducto.
Tu soledad me abruma/ me alucina
dijo el fulano con dulzura
quisiera que en las noches me añorara
que me echara de menos
me recibiera a solas.
Pero sucede que/
dijo calmosamente la mengana/
si tu bendita soledad
se funde con la mía
ya no sabré si soy en vos
o vos terminas siéndome.
¿Cuál de los dos será
después de todo
mi soledad legítima?
Mirándose a los ojos
como si perdonaran
perdonarse
adiós
dijo el fulano;
y la mengana
adiós.

No lo harás en vano, de Mario Benedetti.
Ah no lo harás en vano
se te helarán los dedos
y el corazón y los olores

se te helará la noche
y la arrogancia y las rodillas

se te helará la sangre
y los crepúsculos y el humo

se te helará el bostezo
y el ademán y la lujuria

se te helarán los ojos
la madrugada y el esperma

se te helará el ritual
y las caricias y los signos

se te helará la luna
y el arbolito y la garganta

se te helarán los labios
y los disfrutes y la vida

todo está listo
no lo harás en vano.

El amor es un centro, de Mario Benedetti.
Una esperanza un huerto un páramo
una migaja entre dos hambres
el amor es campo minado
un jubileo de la sangre
cáliz y musgo/ cruz y sésamo
pobre bisagra entre voraces
el amor es un sueño abierto
un centro con pocas filiales
un todo al borde de la nada
fogata que será ceniza
el amor es una palabra
un pedacito de utopía
es todo eso y mucho menos
y mucho más/ es una isla
una borrasca/ un lago quieto
sintetizando yo diría
que el amor es una alcachofa
que va perdiendo sus enigmas
hasta que queda una zozobra
una esperanza un fantasmita.

Dale vida a tus sueños, de Mario Benedetti
Dale vida a los sueños que alimentan el alma,
no los confundas nunca con realidades vanas.
Y aunque tu mente sienta necesidad, humana,
de conseguir las metas y de escalar montañas,
nunca rompas tus sueños, porque matas el alma.

Dale vida a tus sueños aunque te llamen loco,
no los dejes que mueran de hastío, poco a poco,
no les rompas las alas, que son de fantasía,
y déjalos que vuelen contigo en compañía.

Dale vida a tus sueños y, con ellos volando,
tocarás las estrellas y el viento, susurrando,
te contará secretos que para ti ha guardado
y sentirás el cuerpo con caricias, bañado,
del alma que despierta para estar a tu lado.

Dale vida a los sueños que tienes escondidos,
descubrirás que puedes vivir estos momentos
con los ojos abiertos y los miedos dormidos,
con los ojos cerrados y los sueños despiertos.

Corazón coraza, de Mario Benedetti.
Porque te tengo y no 
porque te pienso 
porque la noche está de ojos abiertos 
porque la noche pasa y digo amor 
porque has venido a recoger tu imagen 
y eres mejor que todas tus imágenes 
porque eres linda desde el pie hasta el alma 
porque eres buena desde el alma a mí 
porque te escondes dulce en el orgullo 
pequeña y dulce 
corazón coraza

porque eres mía 
porque no eres mía 
porque te miro y muero 
y peor que muero 
si no te miro amor 
si no te miro

porque tú siempre existes dondequiera 
pero existes mejor donde te quiero 
porque tu boca es sangre 
y tienes frío 
tengo que amarte amor 
tengo que amarte 
aunque está herida duela como dos 
aunque te busque y no te encuentre 
y aunque 
la noche pase y yo te tenga 
y no.

domingo, 10 de mayo de 2015

Fragmento de Capítulo 93, Rayuela - Julio Cortázar!

Pero el amor, esa palabra… Moralista Horacio, temeroso de pasiones sin una razón de aguas hondas, desconcertado y arisco en la ciudad donde el amor se llama con todos los nombres de todas las calles, de todas las casas, de todos los pisos, de todas las habitaciones, de todas las camas, de todos los sueños, de todos los olvidos o los recuerdos. Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación del amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero. Claro que te curarás, porque vivís en la salud, después de mí será cualquier otro, eso se cambia como los corpiños. Tan triste oyendo al cínico Horacio que quiere un amor pasaporte, amor pasamontañas, amor llave, amor revólver, amor que le dé los mil ojos de Argos, la ubicuidad, el silencio desde donde la música es posible, la raíz desde donde se podría empezar a tejer una lengua. Y es tonto porque todo eso duerme un poco en vos, no habría más que sumergirte en un vaso de agua como una flor japonesa y poco a poco empezarían a brotar los pétalos coloreados, se hincharían las formas combadas, crecería la hermosura. Dadora de infinito, yo no sé tomar, perdoname. Me estás alcanzando una manzana y yo he dejado los dientes en la mesa de luz. Stop, ya está bien así. También puedo ser grosero, fijate. Pero fijate bien, porque no es gratuito.

¿Por qué stop? Por miedo de empezar las fabricaciones, son tan fáciles. Sacás una idea de ahí, un sentimiento del otro estante, los atás con ayuda de palabras, perras negras, y resulta que te quiero. Total parcial: te quiero. Total general: te amo. Así viven muchos amigos míos, sin hablar de un tío y dos primos, convencidos del amor-que-sienten-por-sus-esposas. De la palabra a los actos, che; en general sin verba no hay res. Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al verse. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto. Pero estoy solo en mi pieza, caigo en artilugios de escriba, las perras negras se vengan cómo pueden, me mordisquean desde abajo de la mesa. ¿Se dice abajo o debajo? Lo mismo te muerden. ¿Por qué, por qué, pourquoi, why, warum, perchè este horror a las perras negras? Miralas ahí en ese poema de Nashe, convertidas en abejas. Y ahí, en dos versos de Octavio Paz, muslos del sol, recintos del verano. Pero un mismo cuerpo de mujer es María y la Brinvilliers, los ojos que se nublan mirando un bello ocaso son la misma óptica que se regala con los retorcimientos de un ahorcado. Tengo miedo de ese proxenetismo, de tinta y de voces, mar de lenguas lamiendo el culo del mundo. Miel y leche hay debajo de tu lengua… Sí, pero también está dicho que las moscas muertas hacen heder el perfume del perfumista. En guerra con la palabra, en guerra, todo lo que sea necesario aunque haya que renunciar a la inteligencia, quedarse en el mero pedido de papas fritas y los telegramas Reuter, en las cartas de mi noble hermano y los diálogos del cine. Curioso, muy curioso que Puttenham sintiera las palabras
como si fueran objetos, y hasta criaturas con vida propia. También a mí, a veces, me parece estar engendrando ríos de hormigas feroces que se comerán el mundo. Ah, si en el silencio empollara el Roc… Logos, faute éclatante. Concebir una raza que se expresara por el dibujo, la danza, el macramé o una mímica abstracta. ¿Evitarían las connotaciones, raíz del engaño? Honneur des hommes, etc. Sí, pero un honor que se deshonra a cada frase, como un burdel de vírgenes si la cosa fuera posible.

Del amor a la filología, estás lucido, Horacio. La culpa la tiene Morelli que te obsesiona, su insensata tentativa te hace entrever una vuelta al paraíso perdido, pobre preadamita de snack-bar, de edad de oro envuelta en celofán. This is a plastic’s age, man, a plastic’s age. Olvidate de la perras. Rajá, jauría, tenemos que pensar, lo que se llama pensar, es decir sentir, situarse y confrontarse antes de permitir el paso de la más pequeña oración principal o subordinada.

viernes, 8 de mayo de 2015

Poema de Jaime Sabines!

Espero curarme de ti en unos días. 
Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. 
Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. 
Me receto tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? 
No es mucho, ni es poco, es bastante. 
En una semana se puede reunir todas las palabras de amor 
que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. 
Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. 
Y también el silencio. 
Porque las mejores palabras del amor 
están entre dos gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral 
y subversivo del que ama. 
(Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: 
«qué calor hace», «dame agua», 
« ¿sabes manejar?», «se hizo de noche»... 
Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, 
te he dicho «ya es tarde», 
y tú sabías que decía «te quiero»).

Una semana más para reunir 
todo el amor del tiempo. 
Para dártelo. 
Para que hagas con él lo que quieras: 
guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. 
No sirve, es cierto. 
Sólo quiero una semana para entender las cosas. 
Porque esto es muy parecido a estar saliendo 
de un manicomio para entrar a un panteón.

sábado, 17 de enero de 2015