viernes, 4 de noviembre de 2011

Un millón de sandías - Isidoro Blaisten

Resulta que dos negros estaban dormidos en las laderas del Mississippi. Uno de los dos se desperezó, bostezó, suspiró y dijo: - Cómo me gustaría tener un millón de sandías. El otro negro preguntó: - Rostus, si tuvieras un millón de sandías, ¿me darías la mitad? - ¡No! - ¿No? ¿No me darías un cuarto? - No, no te daría un cuarto. - Rostus, si tuvieras un millón de sandías, ¿no me darías diez sandías? - No. - ¿No me darías siquiera una sandía? ¡A mi que soy tu amigo? - Mira, Sam, si tuviera un millón de sandías, no te daría una sola raja siquiera, una sola tajada de sandía. - Pero, ¿por qué, Rostus? - Porque eres demasiado perezoso para soñar por ti mismo.