La doctrina
de los ciclos
…Il s’agit en réalité d’un passé inmédiat;
et l´abime qui nous en sépare est celui de notre
distraction.
Néstor Ibarra
¿Qué significa el hecho de que atravesamos el ciclo trece mil quinientos catorce, y no el primero de la serie o el número trescientos veintidós con el exponente dos mil?
Nada, para la práctica -lo cual no daña al pensador.
Nada, para la inteligencia -lo cual ya es grave.
El tiempo circular
La conjetura de que todas las experiencias del hombre son (de algún modo) análogas, puede a primera vista parecer un mero empobrecimiento del mundo.
Si los destinos de Edgar Allan Poe, de los vikings,
de Judas Iscariote y de mi lector secretamente son el mismo destino -el único
destino posible-, la historia universal es la de un solo hombre. En
rigor, Marco Aurelio no nos impone esta simplificación enigmática. (Yo imaginé
hace tiempo un cuento fantástico, a la manera de Léon Bloy: un teólogo consagra
toda su vida a confutar a un heresiarca; lo vence en intrincadas polémicas, lo
denuncia, lo hace quemar; en el Cielo descubre que para Dios el heresiarca y él
forman una sola persona.) Marco Aurelio afirma la analogía, no la identidad,
de los muchos destinos individuales. Afirma que cualquier lapso -un siglo,
un año, una sola noche, tal vez el inasible presente- contiene íntegramente la
historia.
(…) la conjetura es verosímil o tolerable. Se reduce
a afirmar que el número de percepciones, de emociones, de pensamientos, de
vicisitudes humanas es limitado, y que antes de la muerte lo agotaremos. Repite
Marco Aurelio: “Quien ha mirado lo presente ha mirado todas las cosas: las que
ocurrieron en el insondable pasado, las que ocurrirán en el porvenir”.
[Si afirma la analogía y no así la identidad, los destinos individuales del hombre no serían, para mí, "un mero empobrecimiento del mundo" (o del hombre) sino todo lo contrario. Esa individualidad es la que delimita, divide o multiplica cada percepción, emoción, pensamiento, vicisitud...]