EL CREPÚSCULO DE LOS ÍDOLOS O CÓMO SE FILOSOFA
CON EL MARTILLO
Traducción de José Mardomingo Sierra
LO QUE LES FALTA A LOS ALEMANES
6. (…) …las tres tareas para la que se
necesitan educadores. Hay que aprender a ver, hay que aprender a pensar,
hay que aprender a hablar y a escribir: la meta en esas tres
tareas es una cultura noble. Aprender a ver: acostumbrar el ojo a la
calma, a la paciencia, a dejar que las cosas se le acerquen; aprender a diferir
el juicio, a rodear y abarcar el caso particular de todas partes. Ésta es la primera
enseñanza preliminar para la espiritualidad: no reaccionar a un estímulo
inmediatamente, sino dominar los instintos inhibidores (…) Aprender a ver (…)
es casi lo que el modo de hablar no filosófico denomina voluntad fuerte: (…)
poder suspender la decisión. (…) toda la vulgaridad descansa en la incapacidad
de prestar resistencia a un estímulo: se tiene que reaccionar, se da
seguimiento a todo impulso. En muchos casos ese «tener que» es ya algo
enfermizo, decadencia, síntoma de agotamiento (…) incapacidad fisiológica de no
reaccionar. Una aplicación práctica del haber aprendido a ver: como discente en general se habrá hecho uno lento,
desconfiado, reacio. A lo ajeno, a lo nuevo de todo tipo sólo se le
dejará que se acerque con una calma hostil, se retirará la mano cuando se
aproxime.
INCURSIONES DE UN INTEMPESTIVO
7. (…) La naturaleza es la casualidad.
(…) Ver lo que es: esto es propio de otro género de espíritus, de los antiartísticos,
de los fácticos. Hay que saber quién se es…
8. (…) Lo esencial de la ebriedad es la
sensación de incremento de fuerza, de plenitud. De esta sensación se da también
a las cosas, se las fuerza a que tomen de nosotros, se las viola: a esta
operación se la denomina: idealizar. Librémonos aquí de un prejuicio: el
idealizar no consiste, como se cree comúnmente, en retirar o descontar
lo pequeño, lo accesorio. Un enorme resaltar los rasgos principales es
más bien lo decisivo, de modo que así los demás desaparecen.
9. (…) Este tener que transformar en lo
perfecto es… arte. (…) en el arte el hombre se disfruta como perfección.
10. (…) A la persona dionisiaca le es imposible
no comprender una sugestión, no pasa por alto señal alguna de la emoción, posee
en su más alto grado el instinto que comprende y adivina, al igual que posee en
su más alto grado el arte de la comunicación.
13. (…) Emerson posee aquella jovialidad
bondadosa e ingeniosa que deja desarmada a cualquier seriedad; absolutamente no
sabe lo viejo que es ya y lo joven que será aún; podría decir de él mismo, con
una frase de Lope de Vega, «yo me sucedo a mí mismo» (…) «Ut desint vires –
decía agradecido-, tamen est laudanda voluptas.» («Aunque falten las fuerzas,
sin embargo es de alabar la pasión que se pone.»
18. Sobre la «conciencia intelectual».
Nada me parece hoy más raro que la auténtica hipocresía. (…) ¿Qué es lo que lo
pone hoy a uno en un compromiso? Ser consecuente. Ir en línea recta. Admitir
menos de cinco interpretaciones. Ser auténtico… (…) los pocos hipócritas que he
conocido imitaban la hipocresía: eran, como hoy en día casi un hombre de cada
diez, actores.
19. (…) El hombre cree que el mundo mismo está
repleto de belleza, pero se olvida de sí mismo como su causa. (…) En el
fondo, el hombre se refleja en las cosas, tiene por bello cuanto le devuelve
reflejada su imagen: el juicio «bello» es su vanidad de la especie…
22. (…) Platón (…) sostiene una tesis distinta:
que toda belleza estimula a procrear, que esto es precisamente lo proprium
de su efecto, desde lo más sensual hasta las alturas de lo más espiritual…
27. «¡Este retrato es encantadoramente bello!»…
La mujer literaria, insatisfecha, excitada, aburrida y vacía en el corazón y en
sus entrañas, escuchando atentamente en todo momento con dolorosa curiosidad el
imperativo que desde las profundidades de su organización susurra: «aut liberi
aut libri» («o hijos o libros»); la mujer literaria, lo suficientemente
cultivada para entender la voz de la naturaleza, incluso cuando hable en latín,
y, por otra parte, lo suficientemente vanidosa y gansa para decirse
secretamente, y en francés: «Je me verrai, je me lirai, je m’extasierai et je
dirai: Possible, que j’aie eu tant d’esprit?»… («Yo me veré, yo me leeré, yo me
extasiaré y diré: ¿Es posible que yo haya tenido tanto espíritu?» [¡Ja!]
29. De un examen de doctorado. «¿Cuál es
la tarea de todo sistema educativo superior?» Hacer del hombre una máquina. «¿Cuál
es el medio para ello?» Tiene que aprender a aburrirse. «¿Cómo se logra eso?»
Mediante el concepto de deber.
38. (…) ¡qué es la libertad! Tener la voluntad
de la propia responsabilidad. Mantener la distancia que nos separa. Volverse
más indiferente a la fatiga, a la dureza, a las privaciones, incluso a la vida.
(…) El hombre que ha llegado ha ser libre, y tanto más el espíritu
que ha llegado a ser libre, pisotea el despreciable tipo de bienestar con el
que sueñan (…) los demócratas. El hombre libre es guerrero. (…) el
peligro, que es lo primero que nos hace conocer nuestros recursos, nuestras
virtudes, nuestra defensa y nuestras armas, nuestro espíritu, que nos constriñe
a ser fuertes…Primer principio: hay que necesitar ser fuerte: de lo
contrario, nunca se llegará a serlo. (…) …la palabra libertad: como algo que se
tiene y que no se tiene, que se quiere, que se conquista…
46. (…) No sin finura se ha dicho: il est
indigne des grands coeurs de répandre le trouble, qu’ils ressentent («Es
indigno de los grandes corazones difundir a su alrededor la turbación que ellos
experimentan»: sólo hay que añadir que no tener miedo de lo más indigno
puede ser también grandeza del alma.
47. (…) es preciso haber preferido la belleza a
la utilidad, a la costumbre, a la opinión, a la inercia. Criterio supremo: es
preciso no «dejarse ir» tampoco ante uno mismo.
48. (…) «vuelta a la naturaleza» (…) no es un
volver, sino un subir, subir a la alta, libre, incluso terrible
naturaleza y naturalidad, a una que juega con grandes tareas, a la que le es
lícito jugar con ellas…
(…) ¡La doctrina de la igualdad! (…) «Igual a
los iguales, desigual a los desiguales, éste sería el verdadero discurso
de la justicia: y, lo que se sigue de ahí, no igualar nunca lo desigual.»
49. Goethe. (…) Lo que quería era totalidad
(…) se creó a sí mismo. En medio de una época de mentalidad irreal,
Goethe era un realista convencido. (…) Goethe concibió un hombre fuerte,
sumamente culto, hábil en todas sus corporalidades, que se tiene a raya a sí
mismo, lleno de veneración por sí mismo, al que le es lícito atreverse a
concederse todo el volumen y riqueza de la naturalidad, que es lo
suficientemente fuerte para esa libertad; el hombre de la tolerancia, no por
debilidad, sino por fortaleza, porque sabe utilizar en beneficio propio aquello
en lo que la naturaleza media perecería…
50. (…) a todo aquello a lo que Goethe aspiraba
como persona: una universalidad en el entender, en el aprobar, un dejar que se
le acerquen a uno cosas de todo tipo, un osado realismo, una veneración por
todo lo fáctico. (…) se malentiende a los grandes hombres cuando se los ve desde
una ruin perspectiva de una utilidad pública. Que no se sepa extraer de ellos
utilidad alguna, esto incluso quizá forma parte de la grandeza…
LO QUE LE DEBO A LOS ANTIGUOS
1. (…) y lo que más me gusta es no decir
absolutamente nada…
2. (…) la voluntad incondicionada de no
engañarse a sí mismo con figuración alguna y de ver la razón en la realidad:
no en la «razón», todavía menos en la «moral»… (…) La valentía en la
realidad diferencia en último término a naturalezas como Tucídides y Platón:
Platón es un cobarde ante la realidad, y, en consecuencia, se refugia en
el ideal; Tucídides se tiene a sí mismo bajo su poder, y, en
consecuencia, mantiene también las cosas bajo su poder…
3. (...) Se necesitaba ser fuerte (...) no se quería tampoco otra cosa que sentirse seguro de sí mismo, que mostrarse seguro de sí mismo (...)
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