Las horas que hizo desaparecer la operación me proporcionaron un dato tranquilizador: tú naces sin un fin, vives sin un sentido, el vivir es su propio sentido. Al morir te apagas. De ser, te transformas en no-ser. Bergman.
Juan.- ¡Qué extraña es usted!
Julia.- Es posible; pero también usted lo es. Todo es extraño en general. La vida, los hombres; todo es igual a un bloque de hielo, arrastrado de un lado a otro sobre la superficie del agua, hasta que se hunde, se hunde... Strindberg.
Pero ahora repito y subrayo que tanto los individuos voluntariosos como los hombres enérgicos son activos porque son estúpidos y limitados. ¿Cómo explicar esto? Pues de la manera siguiente: a consecuencia de su limitación toman por causas primarias las que sólo son secundarias aunque inmediatas y , por lo tanto, se persuaden más pronto y fácilmente que otras personas de que han hallado una base firme para sus actos y con ello se tranquilizan, cosa que, como se sabe, es lo que en realidad importa. Al fin y al cabo, para obrar se precisa ante todo que el individuo esté absolutamente seguro de sí mismo y no tenga duda alguna.
Apuntes del subsuelo. F.M. Dostoyevski.
- ¿Es usted el señor Chinaski?
Asentí con la cabeza.
- Llega usted con treinta minutos de retraso.
- Sí
- ¿Llegaría usted con treinta minutos de retraso a una boda o a un funeral?
- No
- ¿Por qué no? Si no le importa explicarnos …
- Bueno, si el funeral fuera el mío, tendría que ser puntual. Si la boda fuera la mía, sería mi funeral.
La senda del perdedor, Charles Bukowski.
"Gusto inconmovible por la prostitución en el corazón del hombre, de donde nace su horror a la soledad. Quiere ser dos. El hombre de genio quiere ser uno, por lo tanto, solitario. La gloria es seguir siendo uno y prostituirse de una manera original."
Mi corazón al desnudo, Charles Baudelaire.
Procuraré tener calma. Me esforzaré por ser claro. Elegiré la fórmula más limpia, más simple, más natural: Me he dado cuenta de que no puedo no ser yo mismo. Me he dado cuenta de que nunca podré -nunca, ¿comprendéis?-, que nunca podré dejar de ser yo mismo.
Tal vez no me he explicado bastante. Yo quisiera cambiar. Pero cambiar en serio -¿entendéis?-, cambiar completamente, enteramente, radicalmente. Ser otro, en suma. Ser otro que no tuviera ninguna relación conmigo, que no tuviese el más mínimo punto de contacto conmigo, que ni siquiera me conociera, que no me hubiese nunca conocido. Giovanni Panini.