'El arte es una lente que distorsiona la realidad,
hasta el punto de hacerla ver tal como es'.
LA GRAVEDAD Y LA GRACIA
Desapego
Para lograr el desapego total, no basta con la desgracia.
Se precisa una desgracia sin consuelo. No debe haber consuelo. Ningún consuelo representable.
El consuelo inefable desciende entonces.
Perdonar las deudas. Aceptar el pasado, sin pedir
compensación en el futuro. Detener el tiempo al instante. Es también la
aceptación de la muerte. (…) Vaciarse del mundo. (…) Reducirse al punto que ocupa
uno en el espacio y en el tiempo. A nada.
Despojarse de la realeza imaginaria del mundo. Soledad
absoluta. Se posee entonces la verdad del mundo.
(…)
La extinción del deseo (budismo) o el desapego -o amor
fati- o el deseo del bien absoluto, siempre es lo mismo: Vaciar el deseo,
la finalidad de todo contenido, desear en vacío, desear sin anhelo.
(…) No se trata de un proceso intelectual en el sentido
en que hoy se entiende. La inteligencia no tiene nada que averiguar, tiene que
despejar.
(…)
El apego es fabricante de ilusiones, y quien quiera lo
real debe ser desapegado. Una vez que se sabe que algo es real, ya no es
posible seguir apegado a ello.
El apego no es otra cosa sino la insuficiencia en el
sentido de la realidad. Se siente uno apegado a la posesión de una cosa porque
cree que, si deja de poseerla, esa cosa deja de ser.
La imaginación colmadora
La imaginación trabaja continuamente taponando todas las
fisuras por las que pudiera pasar la gracia.
(…)
La imaginación colmadora de vacíos es esencialmente
mentirosa. Excluye la tercera dimensión, puesto que únicamente los objetos
reales están en las tres dimensiones. Excluye las relaciones múltiples.
Intentar definir las cosas que, aunque se producen
realmente, siguen siendo en cierto sentido imaginarias.
(…)
Suspender continuamente en uno mismo el trabajo de la
imaginación colmadora de vacíos.
Si se acepta cualquier vacío, ¿Qué giro del destino puede
impedir amar el universo?
Se tiene la seguridad de que, pase lo que pase, el
universo está lleno.
Desear sin objeto
La purificación es la separación del bien y de la avidez.
Bajar a la fuente de los deseos para apartar la energía
de su objeto. (…) El objeto es lo falso.
(…)
Si desciende uno en sí mismo, descubre que posee
exactamente lo que desea.
El yo
No poseemos nada en el mundo -puesto que el azar puede
arrebatárnoslo todo- excepto el poder de decir yo.
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