«Cómo una mujer tan pequeña puede rugir tanto,
como un
Niágara secreto,
y con una inferencia tan graciosa,
es uno con todos los
misterios
donde la fuerza
disfrazada de debilidad
—una mujer, una frágil mujer—
nos desconcierta.»
Marianne Moore por William Carlos Williams
«...uno descubre que hay dentro
después de todo, un lugar para lo genuino.»
PUEDO, PODRÍA, DEBOSi me dices por qué el pantano
parece infranqueable, entonces te
diré por qué pienso que
puedo atravesarlo si lo intento.
Trad. de Juan Carlos Villavicencio
CUANDO COMPRO CUADROS
o, lo que es más exacto,
cuando miro aquello de lo que puedo considerarme dueña
imaginaria, elijo lo que en mi cotidianidad podría darme gozo
(...)
El énfasis demasiado intelectual sobre esta o aquella cualidad
disminuye el goce.
No debe pretender demostrar nada; ni puede exaltarse el triunfo
fácilmente concedido: eso que es grande porque otra cosa es pequeña.
Se reduce a esto: de la clase que sea, la obra debe estar
o, lo que es más exacto,
cuando miro aquello de lo que puedo considerarme dueña
imaginaria, elijo lo que en mi cotidianidad podría darme gozo
(...)
El énfasis demasiado intelectual sobre esta o aquella cualidad
disminuye el goce.
No debe pretender demostrar nada; ni puede exaltarse el triunfo
fácilmente concedido: eso que es grande porque otra cosa es pequeña.
Se reduce a esto: de la clase que sea, la obra debe estar
“iluminada con penetrantes destellos en la vida de las cosas”
debe confirmar la fuerza espiritual que la creó.
debe confirmar la fuerza espiritual que la creó.
Trad. de Lidia Taillefer de Haya
SUFICIENTE
¿Soy yo una fanática? Lo opuesto.
¿Y dónde me gustaría estar?
Sentada bajo el olivo de Platón
o apoyada en su viejo tronco grueso,
lejos de la controversia
o de cualquier colérico.
(...)
"Representa la verdad. Es suficiente."
¿Soy yo una fanática? Lo opuesto.
¿Y dónde me gustaría estar?
Sentada bajo el olivo de Platón
o apoyada en su viejo tronco grueso,
lejos de la controversia
o de cualquier colérico.
(...)
"Representa la verdad. Es suficiente."
Trad. de Jorge Aulicino
¿QUÉ SON LOS AÑOS?
¿Cuál es nuestra inocencia,
cuál nuestra culpa? Todos estamos
desnudos, nadie está a salvo.
¿Y de dónde el coraje:
la pregunta incontestada,
la duda firme
–que calladamente llama, que sorda escucha–, que
en la desgracia, incluso en la muerte,
da coraje a los demás
y, en su derrota, mueve
al espíritu a ser fuerte?
Sabio y dichoso aquel que
acepta que ha de morir
y en su prisión se eleva
sobre sí mismo como
el mar en un abismo, luchando por ser
libre aunque incapaz de serlo,
y en ese abandono
halla supervivencia.
Así se comporta
quien siente con vigor.
Como el ave que al cantar
yergue su cuerpo creciéndose.
Aunque cautivo, su poderoso canto
dice qué vulgar es la satisfacción,
qué pura la alegría.
Esto es ser mortal,
esto es ser eterno.
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