La guerra ya no se declara,
sencillamente se continúa. Lo inaudito
se ha vuelto cotidiano. El héroe
rehúye la batalla. El débil
se ha trasladado a la línea de fuego.
El uniforme del día es la paciencia,
la mayor condecoración, la patética estrella
de la esperanza sobre el corazón.
Se concede
cuando ya no pasa nada,
cuando enmudece el redoble de tambores,
cuando el enemigo se ha vuelto invisible
y la sombra de la armadura eterna
cubre el cielo.
Se concede
por huir de las banderas,
por el coraje ante el amigo,
por la revelación de secretos indignos
y la desobediencia
de toda orden.
en "Werke Bd. I: Gedichte", Múnich, 1978.
Traducción de Eduardo Conde.
LA ESPERA - FRANCISCO CERVANTES
La huida te ha cansado.
Tus pasos y tu cuerpo
pasto de la fatiga son, así del tiempo.
Ahora sales a la arena
frente al enemigo formidable, que te teme.
La red entre tus manos.
El tridente tuyo contra el hacha.
Crees posible la victoria
porque no la esperas, ni tu suerte te preocupa.
Un día como éste, considerando también hoy.
Te tocará el azar, mientras lo miras sin sorpresa,
Y ha de llevarte otra vez hacia los sueños sin memoria.
No al descanso.
en "Heridas que se alternan", Ciudad de México, 1985.
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