miércoles, 10 de mayo de 2017

Ahora y nada - Mario Benedetti

AHORA Y NADA
Tot és aura i res!
   Joan Vinyoli
Tengo un trabajo conjurado y denso
pero no importa, lo interrumpo
necesito una tregua con distancia
una paz despojada de ansiedades
un ocio sin escrúpulos de ocio

me siento en la terraza a no hacer nada
ni siquiera a leer un texto fácil
tan sólo que las manos se abandonen
los ojos se habitúen al otoño
la espalda a estar sin alas

allá abajo la plaza verde y ocre
con sus perros higiénicos y ágiles
que se vengan de encierro y celibatos
miro el cielo naranja cruzado por antenas
y sólo al encontrarme con 
los rumores metropolitanos
existe la ciudad remota y próxima

mientras hamaco mi ocio
tengo que defenderlo
y sobre todo 
tengo que aprender a gozarlo
de pronto asumo que este instante
nada ritual es un oasis
la discutible soledad
en la que puedo ser yo mismo
vaya a saber lo que uno sabe
para quedarse aquí tapando aullidos
olvidando las horas en acecho
uniendo las mitades de la vida

es una calma gris sin concesiones
y sin los desencuentros de la urgencia
una tranquilidad convaleciente
y algo tediosa, claro

no sé si este sosiego es necesario
de todos modos no es inexpugnable
lo asedian los recuerdos cenagosos
las pálidas vergüenzas
el oscuro subsuelo de la calma
las mágicas palabras nunca dichas
los silencios violados
los gestos abrasados y abrazantes
los yermos del amor
los mitos resurrectos
la araña con su tela de rencores
la furia sin rescoldo
el corazón sin huésped

es una calma desvelada
por las fogatas que apagué
y por la infancia que me espía
mi vigilia en desorden tiene puestas
sus miradas en la paz temblorosa
la que mueve los árboles sin pájaros
como si les quitara un sortilegio
y también tiene puestas sus esperanzas 
en la astucia de mi memoria 
que da y quita 
huellas y nombres
voz y voces

debo reconocer que en esta calma
me siento como sapo de otro pozo
no sé si tendré ganas de hundirme 
para siempre en el sosiego

allá abajo en la plaza verde y ocre
perritos y perrazos bien se lamen
con cierta discreción y sin tristeza
aunque dios los creara
ellos no creen en dios
y si a menudo alzan una pata
no es para bendecir el árbol
ciertamente
bonanza de emergencia

esta tregua sin fiebre
la siento en las rodillas
gorriones de penuria
avanzan paso a paso
en un tango liberto
no hay otros habitantes
y si los hay 
no cuentan
tampoco cuento yo

vuelvo a mis soledades
esas pobres contiguas
que me miran llegar
como un poseso
otra vez al trabajo conjurado
por hoy

basta de calma.

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