miércoles, 28 de noviembre de 2012
Fragmentos de "Lolita" - Vladimir Nabokov
Fragmento del cuento "Dioses" - Vladimir Nabokov
Fragmento de Hombre mirando al sudeste - Eliseo Subiela
Frase de Schopenhauer!
Fragmento de Schopenhauer!
Pizarnik
las palabras
no hacen el amor
hacen la ausencia
si digo agua ¿beberé?
si digo pan ¿comeré?
en esta noche en este mundo
extraordinario silencio el de esta noche
lo que pasa con el alma es que no se ve
lo que pasa con la mente es que no se ve
lo que pasa con el espíritu es que no se ve
¿de dónde viene esta conspiración de invisibilidades?
ninguna palabra es visible
Fragmentos de "El hechicero" - Vladimir Nabovok
Frases de Sabato!
Fragmentos de Cortazar
Fragmento de Soren Kierkegaard
Frases de Rayuela - Julio Cortázar!
Frase de Kierkegaard!
Anécdota de Lenin!
Mi frase PREFERIDA de Kierkegaard
Kierkegaard
La ley es ésta: si la proclamación es verdad, debe producir lo que proclama.
Fragmento de Historia de mi vida - Antón Chéjov!
Fragmento de "La noche de las Tríbadas" - Per Olov Enquist
Fragmento de "El abanico de Lady Windermere" - Oscar Wilde!
Frase de Voltaire!
Fragmentos de "Diario, una novela" - Chuck Palahniuk!
Retrospectiva
Poemas de Benedetti en "El lado oscuro del corazón"!
no congeles el júbilo,
no quieras con desgana,
no te salves ahora ni nunca, no te salves.
No te llenes de calma,
no reserves del mundo sólo un rincón tranquilo,
no dejes caer los párpados, pesados como juicios,
no te quedes sin labios,
no te duermas sin sueño,
no te pienses sin sangre,
no te juzgues sin tiempo.
Pero si pese a todo no puedes evitarlo y congelas el júbilo,
y quieres con desgana,
y te salvas ahora
y te llenas de calma,
y reservas del mundo sólo un rincón tranquilo,
y dejas caer los párpados pesados como juicios,
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño,
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo,
y te quedas inmóvil al borde del camino,
y te salvas...
Entonces... no te quedes conmigo.
Mi táctica es mirarte
aprender como sos
quererte como sos
mi táctica es hablarte y escucharte
construir con palabras un puente indestructible
mi táctica es quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé con qué pretexto
pero quedarme en vos
mi táctica es ser franco y saber que sos franca
y que no nos vendamos simulacros
para que entre los dos no haya telón ni abismos
Mi estrategia es en cambio más profunda y más simple
mi estrategia es que un día cualquiera
no sé cómo ni sé con qué pretexto
por fin me necesites.
Mario Benedetti
- No has cambiado nada... ¿Cuándo vas a dejar de ser un niño?
- ¿Para qué?
- Bueno, pero cuéntame, ¿estás con alguna chica o sigues buscando a la ideal?
- Es muy difícil.
- ¿Qué es difícil?
- El amor. ¿Cómo amar sin poseer? ¿Cómo dejar que te quieran sin que te falte el aire?
Amar es un pretexto para adueñarse de la vida del otro, para volverlo tu esclavo.
- Si no hubiera pasado el tiempo, diría que esto es un reproche, pero en realidad creo que estás asustado. Y si estás asustado es porque algo fuerte te pasa.
Casi siempre, el error que cometemos es pensar solo en lo que nos pasa a nosotros. Nos parece tan importante eso que sentimos que nada que le pase al otro puede ser tan importante como eso que sentimos.
Y esa contradicción, suele ser trágica.
- Sino hubiera pasado el tiempo, diría que esto es una autocrítica.
Una Pelea - Dolina
rápida investigación, quedé frente a frente con Carlos.
-¿Qué me empujás?
Se formó una rueda. Alguien gritó:
-Fajálo...
Niñas aterrorizadas se sumarn al grupo.
Carlos se puso muy colorado. Manos crueles lo empujaron hacia mí.
Tito, falso caudillo y sujeto temido, me dijo:
-Dale... ¿O le tenés miedo?
Entonces le acomodé una piña y ahora ya sé que soy cobarde.
Fragmento de "Los siete locos" - Roberto Arlt!
Frase de Julio Cesar!
Tabaquería - Fernando Pessoa
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
Aparte de esto, tengo en mí todos los sueños del mundo.
Ventanas de mi cuarto,
de mi cuarto de uno de los millones de gente que nadie sabe quién es
(y si supiesen quién es, ¿qué sabrían?),
dais al misterio de una calle constantemente cruzada por la gente,
a una calle inaccesible a todos los pensamientos,
real, imposiblemente real, evidente, desconocidamente evidente,
con el misterio de las cosas por lo bajo de las piedras y los seres,
con la muerte poniendo humedad en las paredes y cabellos blancos en los hombres,
con el Destino conduciendo el carro de todo por la carretera de nada.
Hoy estoy vencido, como si supiera la verdad.
Hoy estoy lúcido, como si estuviese a punto de morirme
y no tuviese otra fraternidad con las cosas
que una despedida, volviéndose esta casa y este lado de la calle
la fila de vagones de un tren, y una partida pintada
desde dentro de mi cabeza,
y una sacudida de mis nervios y un crujir de huesos a la ida.
Hoy me siento perplejo, como quien ha pensado y opinado y olvidado.
Hoy estoy dividido entre la lealtad que le debo
a la tabaquería del otro lado de la calle, como cosa real por fuera,
y a la sensación de que todo es sueño, como cosa real por dentro.
He fracasado en todo.
Como no me hice ningún propósito, quizá todo no fuese nada.
El aprendizaje que me impartieron,
me apeé por la ventana de las traseras de la casa.
Me fui al campo con grandes proyectos.
Pero sólo encontré allí hierbas y árboles,
y cuando había gente era igual que la otra.
Me aparto de la ventana, me siento en una silla. ¿En qué voy a pensar?
¿Qué sé yo del que seré, yo que no sé lo que soy?
¿Ser lo que pienso? Pero ¡pienso ser tantas cosas!
¡Y hay tantos que piensan ser lo mismo que no puede haber tantos!
¿Un genio? En este momento
cien mil cerebros se juzgan en sueños genios como yo,
y la historia no distinguirá, ¿quién sabe?, ni a uno,
ni habrá sino estiércol de tantas conquistas futuras.
No, no creo en mí.
¡En todos los manicomios hay locos perdidos con tantas convicciones!
Yo, que no tengo ninguna convicción, ¿soy más convincente o menos convincente?
No, ni en mí...
¿En cuántas buhardillas y no buhardillas del mundo
no hay en estos momentos genios-para-sí-mismos soñando?
¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcidas
-sí, verdaderamente altas y nobles y lúcidas-,
y quién sabe si realizables, no verán nunca la luz del sol verdadero
ni encontrarán quien les preste oídos?
El mundo es para quien nace para conquistarlo
y no para quien sueña que puede conquistarlo, aunque tenga razón.
He soñado más que lo que hizo Napoleón.
He estrechado contra el pecho hipotético más humanidades que Cristo,
he pensado en secreto filosofías que ningún Kant ha escrito.
Pero soy, y quizá lo sea siempre, el de la buhardilla,
aunque no viva en ella;
seré siempre el que no ha nacido para eso;
seré siempre el que tenía condiciones;
seré siempre el que esperó que le abriesen la puerta al pie de una pared sin puerta
y cantó la canción del Infinito en un gallinero,
y oyó la voz de Dios en un pozo tapado.
¿Creer en mí? No, ni en nada.
Derrámame la naturaleza sobre mi cabeza ardiente
su sol, su lluvia, el viento que tropieza en mi cabello,
y lo demás que venga si viene, o tiene que venir, o que no venga.
Esclavos cardíacos de las estrellas,
conquistamos el mundo entero antes de levantarnos de la cama;
pero nos despertamos y es opaco,
nos levantamos y es ajeno,
salimos de casa y es la tierra entera,
y el sistema solar y la Vía Láctea y lo Indefinido.
(¡Come chocolatinas, pequeña,
come chocolatinas!
Mira que no hay más metafísica en el mundo que las chocolatinas,
mira que todas las religiones no enseñan más que la confitería.
¡Come, pequeña sucia, come!
¡Ojalá comiese yo chocolatinas con la misma verdad con que comes!
Pero yo pienso, y al quitarles la platilla, que es de papel de estaño,
lo tiro todo al suelo, lo mismo que he tirado la vida.)
Pero por lo menos queda de la amargura de lo que nunca seré
la caligrafía rápida de estos versos,
pórtico partido hacia lo Imposible.
Pero por lo menos me consagro a mí mismo un desprecio sin lágrimas,
noble, al menos, en el gesto amplio con que tiro
la ropa sucia que soy, sin un papel, para el transcurrir de las cosas,
y me quedo en casa sin camisa.
(Tú, que consuelas, que no existes y por eso consuelas,
o diosa griega, concebida como una estatua que estuviese viva,
o patricia romana, imposiblemente noble y nefasta,
o princesa de trovadores, gentilísima y disimulada,
o marquesa del siglo dieciocho, descotada y lejana,
o meretriz célebre de los tiempos de nuestros padres,
o no sé qué moderno -no me imagino bien qué-,
todo esto, sea lo que sea, lo que seas, ¡si puede inspirar, que inspire!
Mi corazón es un cubo vaciado.
Como invocan espíritus los que invocan espíritus, me invoco
a mí mismo y no encuentro nada.
Me acerco a la ventana y veo la calle con absoluta claridad,
veo las tiendas, veo las aceras, veo los coches que pasan,
veo a los entes vivos vestidos que se cruzan,
veo a los perros que también existen,
y todo esto me pesa como una condena al destierro,
y todo esto es extranjero, como todo.)
He vivido, estudiado, amado, y hasta creído,
y hoy no hay un mendigo al que no envidie sólo por no ser yo.
Miro los andrajos de cada uno y las llagas y la mentira,
y pienso: puede que nunca hayas vivido, ni estudiado, ni amado ni creído
(porque es posible crear la realidad de todo eso sin hacer nada de eso);
puede que hayas existido tan sólo, como un lagarto al que cortan el rabo
y que es un rabo, más acá del lagarto, removidamente.
He hecho de mí lo que no sabía,
y lo que podía hacer de mí no lo he hecho.
El disfraz que me puse estaba equivocado.
Me conocieron enseguida como quien no era y no lo desmentí, y me perdí.
Cuando quise quitarme el antifaz,
lo tenía pegado a la cara.
Cuando me lo quité y me miré en el espejo,
ya había envejecido.
Estaba borracho, no sabía llevar el dominó que no me había quitado.
Tiré el antifaz y me dormí en el vestuario
como un perro tolerado por la gerencia
por ser inofensivo
y voy a escribir esta historia para demostrar que soy sublime.
Esencia musical de mis versos inútiles,
ojalá pudiera encontrarme como algo que hubiese hecho,
y no me quedase siempre enfrente de la tabaquería de enfrente,
pisoteando la conciencia de estar existiendo
como una alfombra en la que tropieza un borracho
o una estera que robaron los gitanos y no valía nada.
Pero el propietario de la tabaquería ha asomado por la puerta y se ha quedado a la puerta.
Le miro con incomodidad en la cabeza apenas vuelta,
y con la incomodidad del alma que está comprendiendo mal.
Morirá él y moriré yo.
Él dejará la muestra y yo dejaré versos.
En determinado momento morirá también la muestra, y los versos también.
Después de ese momento, morirá la calle donde estuvo la muestra,
y la lengua en que fueron escritos los versos,
morirá después el planeta girador en que sucedió todo esto.
En otros satélites de otros sistemas cualesquiera algo así como gente
continuará haciendo cosas semejantes a versos y viviendo debajo de cosas semejantes a muestras,
siempre una cosa enfrente de la otra,
siempre una cosa tan inútil como la otra,
siempre lo imposible tan estúpido como lo real,
siempre el misterio del fondo tan verdadero como el sueño del misterio de la superficie,
siempre esto o siempre otra cosa o ni una cosa ni la otra.
Pero un hombre ha entrado en la tabaquería (¿a comprar tabaco?),
y la realidad plausible cae de repente encima de mí.
Me incorporo a medias con energía, convencido, humano,
y voy a tratar de escribir estos versos en los que digo lo contrario.
Enciendo un cigarrillo al pensar en escribirlos
y saboreo en el cigarrillo la liberación de todos los pensamientos.
Sigo al humo como a una ruta propia,
y disfruto, en un momento sensitivo y competente,
la liberación de todas las especulaciones
y la conciencia de que la metafísica es una consecuencia de encontrarse indispuesto.
Después me echo para atrás en la silla
y continúo fumando.
Mientras me lo conceda el destino seguiré fumando.
(Si me casase con la hija de mi lavandera
a lo mejor sería feliz.)
Visto lo cual, me levanto de la silla. Me voy a la ventana.
El hombre ha salido de la tabaquería (¿metiéndose el cambio en el bolsillo de los pantalones?).
Ah, le conozco: es el Esteves sin metafísica.
(El propietario de la tabaquería ha llegado a la puerta.)
Como por una inspiración divina, Esteves se ha vuelto y me ha visto.
Me ha dicho adiós con la mano, le he gritado ¡Adiós, Esteves! , y el Universo
se me reconstruye sin ideales ni esperanza, y el propietario de la tabaquería se ha sonreído.
Fragmento de Fernando Pessoa!
Fragmento de Fernando Pessoa (Espejo lunar blanco)
(Justo lo leí hoy: "espejo lunar blanco (158)")
Vida y hechos de Alexis Zorba - Nikos Kazantzaki, Fragmento.
“In the history of humanity there are no civilizations or cultures which fail to manifest, in one or a thousand ways, this need for an absolute that is called haeven, freedom, a miracle, a lost paradise to be regained, peace, the going beyond history; there is no era which fails to express the need for man to be transfigured ("the new man", "the superior man" "the superman") or which fails to express the desire for revolution, for the Ideal City, that is to say the desire to purify the world, to change it, to save it, to reintegrate it metaphysically. Humanity has never been satisfied with "reality such as it is". In pagan Greece, where the most perfect harmony seemed to exist between morality and joy, between nature and society, the Platonists, even though they lived beneath the most luminous sky were only a dark cavern and suffered because they were not able to contemplate the only essential light, that of the eternal ideas. The Stoics themselves passively accepted living an absurd, gray, everyday life because their metaphysics promised that wise men after death would contemplate the movements of the stars, that is to say absolute, nonterrestrial beauty. There ir no religion in which everyday life is not considered a prison; there is no philosophy or ideology that does not think that we live in alienation: in one way or another, and even in the ideologies that deny the myths they feed on despite themselves, humanity has always had a nostalgia for the freedom that is only beauty, this is only real life, plenitude, light.”
Eugène Ionesco.