jueves, 15 de mayo de 2014

William Wordsworth III (Fragmentos)

Qué extraño que todo,
los temores, penas, las tempranas desventuras,
los lamentos, las fatigas y desdichas, todo ello
entremezclado en mi mente, contribuya,
¡Y de qué indispensable modo! 
a crear la calma existencia que poseo 
cuando soy digno de mí mismo.

No es un desterrado él, ser triste y confuso;
por sus venas infantiles se inter-funde
la gravitación y el vínculo filial
de la naturaleza, que le conectan al mundo.

Pues aunque el resplandor que en otro tiempo fue tan brillante
hoy esté por siempre oculto a mis miradas,
aunque nada pueda hacer volver la hora
del esplendor en la hierba, de la gloria en las flores,
no debemos afligirnos, pues encontraremos
fuerza en  el recuerdo,
en aquella primera simpatía
que habiendo sido una vez, habrá de ser por siempre,
en los sosegados pensamientos que brotaron
del humano sufrimiento
y en la fe que mira a través de la muerte,
y en los años, que traen consigo las ideas filosóficas.

Con qué verbo tan extraño 
el viento seco estrepitoso
soplaba a través de mis oídos: 
no parecía el cielo un cielo terrenal. 
¡Y qué ímpetu movía las nubes! 
Polvo como somos, crece el espíritu inmortal
igual que en la música la armonía; 
hay una oscura inescrutable artesanía 
que concilia elementos discordantes, 
los agrupa en un único consorcio.

Aprendí a sentir, quizá en exceso, la autonomía de la soledad.

La unidad de todo te ha sido revelada [...]
Tarea dura, vana esperanza, analizar la mente, 
si hasta el más obvio y preciso pensamiento,
-no en sentido místico y ocioso 
sino en palabras de Razón poderosa-
carece de principio.

Me turbaban a menudo sobrios pensamientos, 
queriendo esperar sin esperanza, miedos a mi futuro, 
mi sustento en el mundo, y, más que nada, un sentir extraño: 
el de no pertenecer a aquel lugar ni a aquella hora.

El lector no hallará dificultoso extraer el sistema por sí solo.

…ni el caos,
ni el más oscuro pozo del Erebo más inferior,
ni oquedad alguna de vacío más ciego,
excavada con ayudas de los sueños 
–pueden causar temor y pasmo
como el que nos alcanza al mirar
dentro de nuestras mentes, en la mente del hombre-
mi morada, el territorio principal de mi canto.

¡Señora! Recibimos tan sólo lo que damos,
y la naturaleza en nuestra vida sólo vive:
¡Nuestro es su vestido de boda y su mortaja!
El espíritu moldeador de la imaginación
y el espíritu y el poder,
que desposando la naturaleza con nosotros,
nos da en dote una nueva tierra y un nuevo cielo.

…Recuerdo bien
que en las apariencias de la vida diaria
me pareció en ese momento tener a la vista
un nuevo mundo, un mundo, también, 
que era adecuado para ser transmitido 
y hecho visible a los ojos de los otros, 
teniendo por su base 
eso de donde nuestra dignidad se origina,
eso que a la vez le da ser 
y mantiene un equilibrio, 
un intercambio ennoblecedor
de acción desde dentro y desde fuera:
la excelencia, puro espíritu y mejor poder
tanto de los objetos vistos como del ojo que ve.

…ante ti
La ciencia aparece tal y como en verdad es,
no como nuestra gloria y absoluto alarde,
sino como un derivado,
y un apoyo para nuestra flaqueza. 
No esclavo oficioso eres tú 
de ese falso poder secundario
por el que multiplicamos distinciones, 
y luego consideramos que nuestros límites insignificantes 
son cosas que nosotros percibimos, y no que hemos fabricado.

Todo el secreto de este malabarismo yace, 
no en adecuar las palabras a las cosas (que sería un noble trabajo) 
sino, en adecuar las cosas a las palabras.

Dulce es el conocimiento que la naturaleza trae consigo;
nuestro intelecto entrometido
deforma las formas bellas de las cosas:
asesinamos para analizar minuciosamente.
Ya basta de ciencia y de arte;
cierra esas hojas yermas;
ven, y tráete contigo un corazón
que contemple y que reciba.

Filtro Cartesiano: Nuestra cultura –y nuestro discurso crítico- ha sido construido fundamentalmente sobre dicotomías cartesianas: espíritu/mente frente cuerpo/materia, mente individual frente a mundo social y natural, sentimiento frente pensamiento.

Emoción en vez de razón; el corazón opuesto a la cabeza; 
imaginación en contraste con la razón y el sentido del hecho.

El proceder usual de los críticos románticos era reemplazar por la ciencia la historia como lo opuesto a la poesía, y fundar la distinción en la diferencia entre expresión y descripción, o entre lenguaje emotivo y lenguaje cognitivo. Como escribió un autor en el Blackwood’s Magazine, en 1835, ´la prosa es el lenguaje de la inteligencia, la poesía de la emoción´.

Todas las cosas vivirán en nosotros 
y nosotros viviremos en todas las cosas 
que nos rodean. 
Ésta, yo considero, nuestra tendencia…
Y formas y sentimientos así actuando, 
y así reaccionando, 
adquirirán ambas
un espíritu vivo y un carácter
hasta entonces desconocido, 
y ambas serán aumentadas
con una variedad que no conoce fin.

El ser humano, en la ciudad verdaderamente está sólo,
aquél, entre la multitud, cuyos ojos están condenados
a sostener un comercio vacío día a día con objetos carentes de vida, 
que el amor rechazan.
Aquél encerrado por la vasta metrópolis,
donde la compasión se encoge ante incesantes reclamos,
donde los números aplastan la humanidad,
y la vecindad más sirve 
a la separación que a la unión.

…una idea desconcertaba mi entendimiento: cómo pueden los hombres vivir puerta con puerta (por así decirlo) y sin embargo ser extraños, ignorando hasta su nombre.

El sentimiento de la simpatía universal es un correlato del sentido de la vida universal propia del entusiasmo. Los dos son interdependientes. La simpatía universal es afinidad en la separación, realización en el esfuerzo.

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